Imagina que estás en una carrera, donde corres 13 km/hora, porque eres un gran corredor. ¿Ganarías? Bueno, depende, tendrías que comparar dicha velocidad con las de tu competidores.
Digamos entonces que todos corren 13 km/hora así que decides aumentarla para llevarte la victoria. Así que entrenas duro y alcanzas los 15 km/hora (no tengo idea si los números son posibles, es solo un ejemplo).
¿Ganarías? La verdad es que no. Porque todos tus competidores habrán entrenado igual tratando de superar esa marca.
Es probable que hayas puesto un gran esfuerzo es tratar de vencer al resto, pero todos quieren lo mismo. Todo habrán mejorado. ¿Hiciste mucho? Si. Pero solo para mantenerte con el resto de la corriente.
Y eso no es suficiente.
Para realmente ganar, tienes que hacer el doble o el triple o más que lo que se espera.
No busques ser un poco mejor. Tienes que ser extraordinariamente mejor que el resto para ganar si quieres que las probabilidades estén a tu favor.
Al mejorar a 15 km/hora quizás aumentarás tus probabilidades un 2% o 5% de ganar.
Pero si logras mejorar y correr, digamos, a 30 o 45 km/hora (solo un ejemplo), ganarás sin dudas.
Siempre busca el doble o el triple. Porque especialmente hoy por hoy, en un mundo donde todos quieren mejorar, mejorar un poco no es suficiente. Tienes que sobresalir y ser el doble que el resto.
Es por eso que las empresas nunca puedas relejarse. Llegar al top de las mas grandes de sus industrias es difícil, pero una vez que llegan, el trabajo recién comienza. Hacer lo que hicieron para llegar allí no es suficiente, tienen que hacer más. Nunca termina. Esas son las dinámicas del mundo competitivo actual.
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